La inmensa estatura de Ingmar Bergman como cineasta ha eclipsadodemasiado a menudo su también inmensa importancia como escritor. En la primera entrega de su «trilogía familiar», Bergman reconstruye, apartir de fotografías, especulaciones y frases dichas a media voz, los primero años de la turbulenta relación de sus padres. Una relaciónenferma, llena de epifanías y decepciones, herida por los prejuicios y el hostigamiento familiar, si no por el mismo impulso que la hizonacer. Concebido como un epílogo al filme «Fanny y Alexander» yconvertido en serie de televisión y largometraje por Bille August como «Las mejores intenciones» (ganador, a su vez, de la Palma de Oro enCannes), «La buena voluntad» es quizá el título más importante de laobra de Bergman como escritor. La cercanía sentimental del autor conlo narrado y el peso de los protagonistas en la formación de su propia sensibilidad convierten esta novela en la más íntima de susindagaciones en las pasiones humanas, un rotundo testimonio de laconducta de hombres y mujeres que Bergman aprovecha para revisar yfijar la nómina completa de sus obsesiones: la incomun