"Muga" en euskera significa frontera, límite, fin. "Helmuga" es llegada, meta y objetivo. En Iparralde, muga es también tiempo, momento. La muga son los límites y las metas que afloran y condicionan vitalmente a un militante vasco, cuando, en este momento, tras 34 años deportado en una remota isla africana, por fin inicia una nueva etapa. Dar pasos hacia casa tras más de media vida a miles de kilómetros no es un camino fácil ni corto. Es, más bien, un viaje comprometido, pensado y deseado durante tres décadas pero para el que no sabes si estás preparado. Un "caminho longe" en el que los dos Estados que te han mantenido alejado de Euskal Herria siguen acechándote. Es dejar atrás amigos sin un adiós. Es abrir una puerta, junto a tu compañera, y encontrar al otro lado un mar de dudas, que te asaltarán hasta el último momento, hasta llegar a ver las nieves en la familiar raya de los Pirineos. La muga es el relato vibrante y humano de una odisea que han afrontado, hasta hoy, decenas de vascos y vascas.