Este segundo volumen de Diario rural, una pieza fundacional de la literatura sobre la naturaleza que vio la luz cuatro años antes de que H. D. Thoreau publicara Walden, comprende las entradas escritas por Fenimore Cooper durante el otoño de 1848 y el invierno de 1849, y nos regala hermosas observaciones que van desde el origen del gusto por el pastel de calabaza hasta la predilección de Santa Claus por los calcetines y las chimeneas, pasando por los hábitos de los patos joyuyos o los distintos modos en que los poetas cantan al otoño en el Viejo y el Nuevo Mundo.El cielo y los caminos, el bosque y las flores, los mamíferos, los insectos. Y como fondo, la actividad humana que, a mediados del siglo xix, en esa parte del este de Norteamérica conocida como Nueva Inglaterra, comienza a modificar la faz de la tierra y la forma de pensar de sus habitantes. En ese marco se desarrolla el Diario rural de Susan Fenimore Cooper, a quien puede considerarse como la primera escritora sobre la naturaleza. Diario rural es a la vez una invitación a lo pequeño y a lo colectivo, una contemplación y una reflexión: el libro de u