Tengo un cuaderno con seis mil películas apuntadas, todas las que he visto hasta mis cuarenta años. He sido periodista especializado en cine, pero este libro no ?no quiere ser? un libro de cine, sino el retrato de una ausencia, la de un padre que se fue demasiado pronto y no supo o no pudo transmitirme muchas de las pasiones que si me gustaría trasladarle a mi hjo. ¿Conseguiré, querré hacer una copia de mis emociones y trasplantarlas como un USB a su cabeza ahora maleable? ¿Querrá él? Las películas que no vi con mi padre son los huecos que intuí, las islas que son mis recuerdos embotellados unidas por un lápiz en cuadernos que atesoro. El hombre que soy se conformó más con sombras que con objetos. Me habría gusta poder escribir el libro con un título en afirmativo, pero no es la realidad que me tocó vivir, así que hago lo que puedo con lo que tengo. Menos mal que cuento con mis obsesiones y mis extravagancias y todos esos cuadernos donde fui anotando las películas y la vida que viví sin él. «Este es el libro adulto de un niño brillante, precoz y herido por la realidad que es a m