Nuestra lucha contra la fábrica no es solo una lucha por salir de ella, sino para no tener que entrar nunca. Nuestra lucha contra la familia es para salir de ella, pero no para que esto nos libere para ir a la fábrica. Esta es nuestra exigencia de autonomía, nuestra perspectiva autónoma de clase, cimentada en este rechazo total a la organización capitalista de nuestras vidas, de nuestro trabajo. Dicho rechazo es un rechazo a que nuestra estrategia sea una estrategia de defensa. Solo podemos elaborar nuestra estrategia si pasamos a la ofensiva porque las mujeres no van a apoyarnos en nada que no sea ir a la ofensiva y porque es la única manera de vencer. En el sentido más literal, las mujeres no tienen tiempo para algo que no sea esto, hace tiempo que arrastramos las cadenas de la doble jornada y su peso va en aumento. Nuestro feminismo abarca la totalidad de la explotación, en la casa y fuera de esta, y por ello comprende la totalidad de la lucha de la clase obrera, en la casa y fuera de ella. Ninguna organización de la clase obrera ha hecho esto antes». Selma James, militante desde muy joven en la Ten