En 1765, la Compañía de las Indias Orientales derrocó al joven emperador mogol y puso en su lugar un gobierno controlado por mercaderes ingleses que extorsionaba impuestos merced a su ejército privado. Fue este el momento que señaló la transformación de la Compañía de las Indias Orientales en algo muy distinto a una empresa: una corporación internacional pasó a ser un agresivo poder colonial. Durante el siguiente medio siglo, la Compañía continuó extendiendo su poder hasta que prácticamente toda la India al sur de Delhi era controlada desde un despacho londinense.
William Dalrymple, autor del aclamado El retorno de un rey, cuenta en La anarquía. La Compañía de las Indias orientales y el expolio de la India cómo el Imperio mogol, que había dominado el comercio y la manufactura mundiales, y que poseía recursos casi ilimitados, se derrumbó y fue reemplazado por una corporación multinacional enclavada a miles de kilómetros al otro lado del mundo.
Una corporación que respondía a unos accionistas que jamás habían estado en la
India y que no tenían la menor idea del país cuya riqueza les reportaba