Puede que la semana haya sido dura, que no te hayan pagado las horasextra y que el piso en el que vives se inunde con la lluvia, perocuando entras el viernes al club todo eso queda muy lejos. La pista de baile te pertenece solo a ti, no al jefe que te amarga la vida o alcasero que se niega a arreglarte las goteras. En ella puedes dejartellevar por la música y ser tú mismo, sentir el deseo de los demás yformar parte de una comunidad. La pista de baile no te libera de laalienación, pero te permite descansar un rato de ella. El lunes hayque volver a la rutina sin que nada haya cambiado, pero la pista debaile te pertenece. En este pequeño repaso por su historia, hay ravesen medio del campo, clubs exclusivos, aparcamientos de discotecas enplena ruta del bakalao, sintetizadores soviéticos, dj?s cambiando lahistoria de la música y mucho sudor. La pista de baile es nuestra.