Dime cómo bebes y te diré a qué Dios te debes: a través de los siglos, las religiones y las culturas, la ingesta de alcohol se ha visto como una tradición venerable, un ritual divino, un irrenunciable placermundano, una peligrosa adicción e incluso una enfermedad del alma. EnBeber o no beber, Lawrence Osborne, nómada ilustre, gentlemandionisíaco y excrítico de vinos de la revista Vogue, recorre variospaíses de Oriente y Occidente con un único propósito: hacerse con untrago a todo trance, ya sea en un glamuroso hotel de Milán o en untugurio de mala muerte en Pakistán, donde desafiar la prohibiciónislámica del alcohol puede acarrear consecuencias mucho más graves que una mala resaca.
De copa en copa, nuestro turista beodoentra en contacto con culturas etílicas radicalmente opuestas, y sepregunta: ¿es el consumo de alcohol un signo de civilización y decordura, o lo contrario? ¿En qué punto del espectro que va de lacelebración del alcohol a su condena más absoluta se encuentra cadasociedad?, ¿y qué nos dice eso acerca de su ética y su estética? Enestas crónicas irreverentes, desopilantes y políticamente