Un debut sin pelos en la lengua, que provoca la carcajada a la vez que incomoda por su tono vehemente y visceral. Katharina Volckmer retrata a una joven que realiza un mordaz ajuste de cuentas con la herencia recibida, con su género y consigo misma, y al hacerlo logra un texto de lectura trepidante, de un humor subversivo y muy negro, que no deja a nadie indiferente.