Pueblo pequeño, infierno grande. Cuando Grace Metalious publicó Peyton Place en 1956 no solo revolucionó a todos sus vecinos, sino también a toda la sociedad estadounidense. Mucho antes de Melrose Place y Twin Peaks, exploró en una pequeña localidad el despertar de la sexualidad, el odio racial y de clase, el incesto, el aborto, la corrupción del poder religioso. De repente, millones de lectores se dieron cuenta de que esta novela se puede abrir en cualquier momento, pero solo se puede cerrar cuando la acabas. Un best seller mundial perseguido, denostado, prohibido, pero que los lectores llevan devorando más de medio siglo.
«No puede haber belleza, ni confianza, ni seguridad entre un hombre y una mujer si no hay verdad. No puede haber belleza, ni confianza, ni seguridad entre un hombre y una mujer si no hay verdad. —Está bien —dijo airadamente Constance—. Si lo que quieres es la verdad, entra en casa y te diré la verdad.»