Si se hallara el medio de hacerse dueño de cuanto puede alcanzar a uncierto número de hombres, de disponer de todo lo que los rodea, demodo que en ellos obrara la impresión que se quisiera producir, deasegurarse de sus acciones, de sus lesiones y de todas lascircunstancias de su vida, sin que cosa alguna pudiese entorpecer nicontraria el efecto deseado, no puede dudarse de que un medio de estaespecie sería el instrumento más enérgico y más útil que los gobiernos pudieran aplicar a diferentes objetos de la más grande importancia. A finales del siglo XVIII, Jeremy Bentham concibió la estructurapanóptica aplicada a las cárceles, aunque su intención eraincorporarla como diagrama básico de las tecnologías de poder yvigilancia de escuelas, manicomios, fábricas y hospitales. En laactualidad, los mecanismos de control social se han sofisticado, yadministrar las sociedades disciplinarias y los cuerpos que lasconforman es la nueva misión del panóptico. Las implicaciones que lautopía fracasada de Bentham tiene sobre la inspección poblacionalconfiguran una «gramática» de control global a la que ningun