En 1946, en París, Georges Brassens cultivó la amistad con algunos activistas anarquistas de su barrio, sumados a la lectura de algunos clásicos libertarios llevaron a un joven Brassens a involucrarse en el movimiento anarquista. Estos escritos libertarios, que por primera vez se publican en español, ponen de manifiesto el alcance contestatario, a veces violento, de la obra del autor.