Poco antes de fallecer, la madre de Terry Tempest Williams le dijo: “Te voy a heredar todos mis diarios, pero prométeme que no los verás hasta que me muera”. Había sido una sorpresa para la autora descubrir que su madre tenía un diario, pero más grande fue el asombro de descubrir que cada uno de los cuadernos —su herencia— se encontraban en blanco. A lo largo de 54 breves pasajes, Williams trata de explicar ese vacío a través de un caleidoscopio cuidadosamente construido alrededor de una pregunta central: ¿Qué significa tener una voz?
Cuando las mujeres fueron pájaros. Cincuenta y cuatro variaciones sobre la voz explora cómo nuestro sitio en el mundo no está sólo ligado a la comunidad a la que pertenecemos, sino al territorio que habitamos, con todo y sus plantas, montes, vientos y pájaros.