¿Es posible que el destino esté realmente escrito en las estrellas? Cuando Lucy Sullivan va con sus amigos a visitar a una echadora de cartas experta, piensa que todo el asunto quedará en unas risas. Total, ¿quién cree en esas cosas? Y por eso, cuando la psíquica le pronostica un matrimonio inminente, en tan solo un año, Lucy simplemente sonríe y se olvida del tema. Hasta que las predicciones de sus amigos comienzan a hacerse realidad. Pero Lucy no solo no tiene novio, sino que las posibilidades de que consiga uno son un tanto escasas. El vino, los antidepresivos y su adicción a los libros de autoayuda no ayudan tampoco. Además, aparte de su (no existente) vida amorosa, tiene ya suficientes problemas familiares y personales como para pensar demasiado en el tema. Hasta que conoce a Gus. Y luego a Chuck, y a Daniel, y a Jed... «Sencillamente encantadora... Cada frase de esta cautivadora novela rezuma un finísimo sentido del humor». The Chicago TribuneLa crítica ha dicho:
«Sencillamente encantadora... Cada frase de esta cautivadora novela resuma un finísimo sentido del humor.»
The Chicago Tribune